lunes, 20 de abril de 2009

La Feria de los Pájaros


Cuando vivía en la calle Enrique Ochoa 145, en una cortada producida por la vía de la estación Dr. Antonio Sáenz, en forma paralela a la estación estaba la Feria de los Pájaros, un lugar donde se podía encontrar y comprar desde pececitos, monos, plantas, loros, perros y hasta una tortuga. También en forma de sándwich pegado a ella y bordeando la Av. Perito Moreno estaba la feria de Sáenz, donde mi abuela Beba venia cargada a dos manos con bolsas repletas de verduras, frutas, carnes etc.
Pero volviendo a la feria de los pájaros, que abría solos los domingos, mi recuerdo se nutre de varias cosas, de mi primer pecera, con pescaditos plateados y naranjas donde mi diversión no solo constaba en mirarlos sino en decorarlos con piedritas y muñequitos plásticos de acuanautas o hombres ranas donde una de sus piernas estaba sujeta por un pequeño plomito y que al ondular del agua movían. Siempre, por no saber cuidarlos o sobre alimentarlos los pececitos morían irremediablemente. Y uno de los recuerdos significativos de esa feria de los pájaros, fue la tortuga de tierra que me compraron a la que bautice Margarita, siempre perdiéndose debajo y entre las macetas de mi abuela, a veces enojada corría por el patio de la casa con la boca abierta. También solía ponerla dentro de una palangana con un poco de agua para que bebiera pero un día de buenas a primeras no supe más de ella. Desde aquí mi recuerdo a esa querida feria que aun hoy existe y a mi tortuga que no se donde estará, quizás en el cielo de las tortugas.

Otras mascotas que tuve fue un Patito, Saturnino. Pollitos y una rata blanca, todas con destino y final incierto, a todas ellas mi mejor recuerdo, snif, snif…!
Daniel Pereyra

sábado, 11 de abril de 2009